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lunes, 2 de diciembre de 2013

El último acto de amor

Para los dueños de animales probablemente decidir aplicarle la eutanasia a nuestra mascota debe ser la decisión más dura a la que nos enfrentamos. Pero a veces no queda otra opción si realmente quieres a tu amigo.

Hoy he tenido que hacerlo con mi gata. Llevaba días sin comer y demasiado quieta, así que la llevé al veterinario. Tras varias pruebas le diagnosticaron una neoplasia brutal con una mitosis muy rápida. En otras palabras, un cáncer que se la estaba comiendo.

Ante el sufrimiento que probablemente estaba padeciendo y una muerte inminente y terrible, no dudé un instante en acceder a lo mejor que podía hacer por ella, costase lo que me costase.

Hemos tenido una bonita despedida. Ayer me pasé el día con ella, en la cama, abrazadas con su suave ronroneo, aunque cada vez más apagado. Le di cariño y ella me lo devolvió como siempre, con creces.

Creo que los animales notan que se acerca su final, igual que nosotros. Por eso creo que ella también se estaba despidiendo de mí.

Esta noche no dormimos apenas ni ella ni yo. Pasé las horas mirándola, acariciándola y escuchando su respiración, débil.

Nos levantamos muy temprano y ella tenía hambre. Pensé que no podía darle nada de comer ya que tenía que llevarla al veterinario, pero realmente creí que no debía tenerla tres horas con hambre su último día. Así que le di un poquito de comida, la peiné, la acaricié, le limpié la arena, le cambié dos veces el agua… me esmeré para que viese cuánto la quería.

Ya en la clínica intenté mantenerme lo más serena que pude, ya que ellos notan tu tristeza. La anestesiaron y mientras se quedaba dormida le di muchos cariños y le hablé. Luego salimos para que le pusiesen su última inyección. Y se acabó.

Uxía (aunque le llamábamos "chucha") era una gata tremendamente buena. Había conseguido incluso llevarse bien con mis perros, o tolerarlos al menos. Dormíamos cinco en la cama. Ella siempre a mi lado, con su cabecita en la almohada, como otra persona. Con su ronroneo y sus suspiros.

No echarla de menos será imposible y creo que así debe ser.

Además poseía un valor simbólico: fue encontrada por mi padre y fue la gata de mi madre. No creo que exista nada después de la muerte, pero si me equivocase, quizás los encuentre en algún lugar. Y espero que les diga que la cuidé lo mejor que supe.


Me gustaría pedirles a todos los dueños de animales que estén gravemente enfermos, que estén sufriendo, que ya no tengan ninguna posibilidad de recuperación, que no duden ni un instante en hacer lo mismo que hice yo.

No hay cabida para el sentimiento de culpa ni el arrepentimiento. Como dueños responsables, no podemos pensar en nosotros si realmente queremos a nuestra mascota, en intentar alargar el tiempo en su compañía. 

Eso va en contra de su bienestar y ellos necesitan nuestra ayuda para dar ese último paso. 

Raquel Ruiz
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4 comentarios:

  1. es uno de los mayores actos de amor siemore que se haga cuando el animal está ya sufriendo o le espera una vida indigna en muchos sentidos; y no es fácil porque a nadie le gusta jugar a ser Dios. Hay que dejar de pensar en uno mismo y pensar en ellos y ayudarles a dejarnos dignamente , aunque hay seres que nunca se van del todo. Cada día estoy más convencida de que lo que importa es la calidad de vida, no la cantidad; y por supuesto siempre que haya esa posibilidad, estar con ellos hasta el último instante. No sé qué hay después de la vida, pero quizás esté la vida de verdad porque sí creo que somos energía y ojalá no se acabe tras esta etapa y puedan juntarse todas esas energías, animales y humanas, en otra dimensión. fuerza!!!!!!! ha sido una gata especial y te ha dejado mucho de ella en ti.

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  2. No creo que sea jugar a ser nada, sino crees en nada, como en mi caso. Es otorgar una muerte digna y sin sufrimiento, como me gustaría que me diesen a mí si me pasase lo mismo. Pero nosotros no tenemos la suerte de que alguien nos ayude.

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  3. lo de "jugar a ser Dios" va más allá de las religiones, es algo que los veterinarios amigos que conozco dicen siempre. más bien se refiere a que elegir el momento en que irnos es algo sumamente difícil, decidir sobre la vida de alguien... También está en nuestras manos, podemos hacerlo con nosotros mismos, el suicidio existe, pero tomar ésa decisión no tiene que ser fácil y ayudar a un ser querido a tener una muerte digna tampoco, mucho más difícil aún . es un "poder" que como decían en los cómcs de superhéroes, todo gran poder lleva una gran responsabilidad". es muy muy difícil aun cuando sabes que es lo mejor y que lo quisiéramos para nosotros, por eso mismo lo hacemos por ello, pero tomar la decisión sobre la vida de alguien es una tarea complicada. todos los que la tomamos a lo largo de la vida lo sabemos. y yo cuando lo he heco he estado ahí hasta el final, eso lo tengo claro, hasta el final y más.

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  4. Aplicado a personas se me acaba de venir a la cabeza la historia de Ramón Sampedro. Siempre me ha impactado.

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