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lunes, 29 de agosto de 2011

La consciencia de la conciencia

<Un bebé ríe a carcajadas mientras su madre le abraza, a sus espaldas las olas del mar rompen suavemente contra una roca>

A veces, me planteo cómo se puede hablar en un futuro del siglo XXI. Si sabemos tan poco lo que pasó en el siglo XX, dudo mucho que los vencedores de la historia vayan, por una vez en la vida, de la mano de la verdad, caminando por los años.

De las crisis mundiales que azotan el comienzo del siglo XXI, bien se puede decir que la crisis de conciencia o espiritual es la madre de todas las crisis. Alimentando a su vez las demás crisis, como por ejemplo la económica.

El estómago de la economía mundial actual consume diariamente conciencia, en cantidades globalizadas y con un apetito insaciable. Tal vez por ello, la sociedad capitalista crea que, en lugar de seres humanos, existen individuos sin conciencia. <Consumir hasta morir>, debe ser el lema actual de la sociedad moderna. Dogma de fe, incuestionable.

Y así como los años avanzan consumiendo conciencia, la felicidad se va convirtiendo, paso a paso, en una especie en extinción. La sonrisa será algo tan antiguo como las cavernas de la prehistoria y el miedo se apoderará de los que no puedan triunfar.

Del fracaso de quien no pueda triunfar ya se encargará la industria farmacéutica. Que por otra parte, en estos años, de consumida conciencia, fabrica más del doble de medicamentos para esas personas, que por derrota y derrota, no pueden jugar en el equipo titular del mundo actual.

La conciencia, por tanto, es alimento del consumismo. O mejor dicho, el consumismo consume conciencia. Y sin hábitat para vivir en paz, la felicidad está abocada a la destrucción en beneficio de la sociedad de la desconfianza y el miedo.

La sociedad de consumo nos habla de triunfo creando arquetipos a los que seguir continuamente. Existe un miedo a fracasar global. A no ser como esos arquetipos de belleza y perfección.

Aunque para ello ya trabaja el país más poderoso del mundo, ese que inventa métodos de adelgazamiento continuamente y vende obesidad con la comida basura en cada esquina.

<Ven a comer una hamburguesa triple, ya tendrás tiempo de hacer dieta más tarde. Y si te sobra tiempo, puedes ponerte moreno en nuestro centro especializado>
Como ejercicio de sinceridad deberían escribir en su publicidad:

<Me da igual lo que hagas después, consume ahora y no pienses>
Quien no sigue las reglas del juego, fracasa. Y si fracasa no sirve. Y si no sirve, es que no consume. Y si no consume no puede vivir este mundo de triunfo y ser feliz.

Todo reducido a esa felicidad de consumo, sin conciencia y profundamente individualista. (Para ser feliz hay que triunfar, es decir, ganar al vecino, consumir más y mejor)

¿Y si existiera otra felicidad? ¿Puede existir la felicidad consciente? ¿Qué se supone que es la conciencia? ¿Y la conciencia global?

El individualismo consumista nos reduce a un número de ciudadano o a una tarjeta de crédito. Antagonismo de la conciencia global que nos sitúa en un Universo consciente, positivo e indudablemente más inteligente.

Desde una visión de la sociedad actual, el cuerpo humano es la herramienta para triunfar en la sociedad de consumo. No es casualidad que cada vez existan más clínicas de cirugía y menos bibliotecas públicas. Pensar, aburre. Y aleja de los arquetipos de triunfo global.

Alguien que conocía lo que era pensar, extraño acto, razonó sobre el comportamiento del Universo que no vemos. Fue consciente de la cantidad de situaciones que ocurren sin que nos demos cuenta.

Por ejemplo, escribió sobre la cantidad de información que recorre nuestro cuerpo y que interpretan nuestras células sin darnos cuenta. Al mismo tiempo, el estómago hace la digestión de la comida, respira, late el corazón, leemos y consumimos paraísos gratuitos con nuestra mente. Como era feo, este hombre no salió en las noticias. Se unía al grupo del que era presidente, el primer ser humano que se planteó el <Porqué> de las cosas y vivía en una caverna. Olvidados para la prensa del corazón, imprescindibles para el Universo consciente.

Bien, ¿Puede ser la felicidad en extinción, proporcional a la conciencia propia e universal? ¿Necesitamos expandir la conciencia para ser más felices y así expandir también la felicidad al Universo conectado e inteligente? ¿Existe vida después del consumismo del siglo XXI?

Para ser profundamente más feliz hay que ser profundamente consciente de la grandeza del Universo, incluido el ser humano, obviamente.

Ya que el Universo no es lineal y está interconectado. Sin bosques no habría respiración; sin agua, la vida sería imposible.

Sin Sol nos helaríamos y sin Luna no habría mareas, por ejemplo.

La grandeza del Universo reside también en el misterio que lo mueve. ¿Dónde habita la mano que enciende el funcionamiento? Misterio. Lo que no es tan misterio es que hay algo que lo mueve, sea lo que sea. Y nos comunica a todos. Irremediablemente.

Ahora bien, ¿Podemos actuar de otra manera respecto a la sociedad sabiendo que todos estamos conectados irremediablemente? ¿Se alcaza así otra felicidad más amplia?

<Un bebé ríe a carcajadas mientras su madre le abraza; a sus espaldas las olas del mar rompen suavemente contra una roca>

Seguramente si has leído esto has entendido poco. Pero tu cerebro ha imaginado el cuadro produciéndote una sensación de algún tipo. Incluso en algunos casos se pueden escuchar las carcajadas. Es decir, tu cuerpo ha creado un cuadro que jamás existió. Produciéndote algún tipo de sensación, lógicamente positiva.

Esa es la magia del Universo. Mi cerebro ha creado una imagen, que ha sido transmitida mediante la escritura, tu cerebro ha interpretado y creado otra imagen y te ha producido una sensación. Tú y yo hemos estado conectados, sintiendo más allá de la distancia y más allá del dinero por una misma situación, más allá de la realidad o la ficción. Y lo estaremos todos, con todos y para todos.

¿Podemos crear un mundo distinto sabiendo que todo está conectado?
¿Podemos ser más felices sin muros de ningún tipo?
¿Somos conscientes de la responsabilidad que tenemos no sólo con nosotros sino con el Universo?

Volviendo al principio, el mundo del siglo XXI, consume conciencia. Y allí habita la felicidad en peligro de extinción.

Aumentando el consumismo, reducimos la conciencia y por lo tanto la felicidad al mundo materialista. Rechazamos el fracaso. Y dejamos de ser conscientes de lo que somos.

En un mundo consciente, creamos conciencia, derribamos muros y expandimos la felicidad, apreciamos el misterio de lo que nos rodea y aceptamos como reto la responsabilidad de vivir conectados con los demás. Aceptamos el fracaso y el triunfo, porque sabemos que estar conectados con lo que nos rodea no significa ser más ni menos que nada.

Derribemos los muros que nos limitan e imaginemos. Así empezaremos a crear un mundo mejor, con todos y para todos, ya que, aunque no queramos, estamos irremediablemente conectados.

Quien entiende que el amor está en venta en cualquier tienda del siglo XXI, no entiende que todo el amor del mundo cabe en una sonrisa.

Y esa sonrisa, inevitablemente, estará conectada con todo el Universo e inevitablemente también será compartida.

Daniel Hostile.

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5 comentarios:

  1. Gracias por esta entrada Daniel. Como dices, estamos conectados y creo que todos entendemos lo que quieres decir, aunque con cierta angustia por recordar la realidad que vivimos.
    Esperemos que poco a poco nuestra conciencia vaya cambiando y se aleje del consumismo y de las reglas que se nos imponen y nos acerquemos poco a poco a una sociedad donde lo importante seamos las personas.

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  2. Me ha encantado.Creo que vivimos tiempos de escasos valores o de valores vacíos,donde lo importante es lo que tienes materialmente,la belleza exterior y el éxito o poder.Sinceramente pienso que la inmensa mayoría de las personas están demasiado centradas en estos y otros aspectos importantes según cada uno..como para pararse ni tan siquiera a pensar en si un cambio es necesario,en qué podemos hacer individualmente para fomentar ese cambio,en mejorar y crecer como personas,en volver a la esencia de las cosas,a aprender a vivir bien con lo necesario respetando este mundo que nos ha regalado..a saber ver las señales que la vida y el Universo nos pueden dar,a valorar lo realmente importante,como la sonrisa de ese niño o las olas del mar.Me siento sóla muchas veces cuando pienso en estas cosas,incluso en cambiar tu estilo de vida aunque sea contracorriente y en minoría,porque creo que pocos se plantean estas cuestiones,pocos tienen consciencia de la necesidad de ser más conscientes de lo que estamos haciendo con nosotros mismos,con los demás,con la naturaleza,con los animales,con el planeta entero,con la vida.A veces me siento triste por ello,así que doy gracias por haber conectado con esta lectura,y gracias a tí por sacarme una sonrisa.Saludos.

    Guada Lu Pe

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  3. Pd.Hay un libro que ahora no recuerdo el título pero que buscaré,al hilo del post ;)

    Guada

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  4. Precisamente ésta semana ví varios libros que se parecen en el nombre al titulo del post. La conciencia del ser, por ejemplo, sino recuerdo mal.
    Existen muchos libros interesante sobre estos temas.

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  5. "La(r)evolución interior",de David Martí Martínez,era el que tenía yo en mente.No lo tengo ni lo he leído,pero me lo han recomendado,eso sí,creo que se enfoca más en el tema del cambio interior para obtener el exterior,mundo externo como reflejo del intern de cada uno,en esa línea iría :)
    Guada

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