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sábado, 22 de enero de 2011

El secreto de la felicidad (Extensa introducción)

El caos, la nada, lo inmanifestado.

Toda la fuerza del universo, está concentrada en una minúscula partícula, cada vez más densa, cada vez más pequeña, cada vez más Yin... la pequeña partícula poseedora y germen de la esencia universal, ya no puede soportar más su condición Yin... ya no puede evolucionar más como Yin; ¡tiene que ocurrir algo!, se transforma..., bruscamente muta en su contrario, el Yang.

De repente el poderoso Yang explota sin control, avanza inexorablemente hacia su destrucción, el germen cósmico, está a punto de volatilizarse en una tremenda llamarada.
Inmediatamente de las profundidades de lo impenetrable, de la propia esencia de Yang se rehace Yin, surge de nuevo la fuerza conservadora que frena el implacable avance de Yang hacia la total aniquilación.

Lentamente, el fuego se calma, la vibración se modera. Ha comenzado la creación.

La energía del cielo (Yang) desciende hacia la tierra, la energía de la tierra (Yin) asciende hacia el cielo. Se encuentran, se complementan, se armonizan. De este matrimonio cósmico surge “los 10.000 seres”, lo insondable se manifiesta, la nada se materializa, comienza el ciclo de ser y de no ser.

Ya nada es estático, todo evoluciona, se transforma, todo existe bajo la inexorable ley del cambio.

De esta maravillosa unión de energías celestes-Yang y de energías telúricas-Yin, surge, al igual que otros muchos seres, el ser humano, hijo del cielo y de la tierra, poseedor y guardián de sus fuerzas; un ser cada vez más desnaturalizado, cada vez más lejos de su madre tierra y de su padre cielo, un ser que ha tenido la inaudita osadía de pensar que está por encima de las leyes naturales, de las leyes de Yin y de Yang.

Como el lector ya habrá podido deducir, Yin y Yang, son dos fuerzas opuestas, indivisibles, las dos caras de una moneda, la inevitable dualidad de todo cuanto conocemos, los inseparables polos de la energía eléctrica, la interminable sucesión de días y noches; en resumen, todo aquello que estamos viviendo en nuestra cotidianeidad y que no damos ninguna importancia.

Yin representa la fuerza que nutre, lo femenino, lo pasivo, la oscuridad, la noche, la cualidad fría de las cosas, lo negativo (negativo debe entenderse como polaridad, negativo, no significa malo, sino la cualidad opuesta a positivo); Yin tiene la cualidad de frenar a Yang, de evitar que se disipe.
Yang en cambio, protege y envuelve a Yin, representa  lo masculino, la actividad, la luz, el día, la cualidad caliente, lo positivo (positivo tampoco debe entenderse como bueno, se refiere a una polaridad, opuesta a negativo), Yang es sutil, impalpable, sin anclaje, sino fuese por Yin, Yang se disiparía en sí mismo, sino fuese por Yang, Yin sería absolutamente estático, sin evolución, se ahogaría a sí mismo.

De la unión de Yin y Yang, surge la vida, la evolución, el movimiento controlado; de la perfecta comunión de estas dos fuerzas, surge el impecable equilibrio del universo, la armonía de la naturaleza, la generación y la destrucción.
Del indisoluble matrimonio cósmico de Yin y de Yang, emanan las leyes de la salud y de la enfermedad, de la vida y de la muerte.
Los conceptos esbozados anteriormente, no sin un cierto dramatismo, son perfectamente extrapolables a nuestra vida diaria, a nuestra salud, a nuestras prácticas higiénicas, a nuestra alimentación.

            Yin y Yang, juntos y como pareja indivisible, dan origen a Qi, la energía, la fuerza que mueve el universo, la fuerza que da origen a nuestra existencia, el motor de nuestra vida, la fuerza vital. Gracias a Qi, nuestras funciones fisiológicas pueden realizarse.

Qi es vibración, la vibración universal, capaz de oscilar en infinitas frecuencias y por tanto base fundamental de toda manifestación conocida y aún por conocer, dependiendo de la vibración que adopte Qi, la manifestación será diferente: energía conceptualmente pura, sonido, luz, materia, etc.

            Los sabios chinos de la más remota antigüedad, fueron capaces de comprender todos estos conceptos y con ellos crear un sistema médico inigualable; elaboraron una "medicina" absolutamente integrada en las leyes naturales, donde el ser humano forma parte de dichas leyes, donde cualquier desviación supone un grave atentado contra el equilibrio que conforma nuestra salud.
            Este conjunto de técnicas de diagnóstico, de reglas terapéuticas, de conocimientos fisio energéticos, de bases dietéticas, masajes, técnicas de ejercicio físico, etc. forman lo que actualmente conocemos con el nombres de Medicina Tradicional China, en adelante M.T.C.

            Y en este preciso momento, recuperamos el párrafo anteriormente expuesto: “donde cualquier desviación supone un grave atentado contra el equilibrio que conforma nuestra salud.
            De esto vamos a hablar, de un frecuente, habitual y extendido atentado contra nuestra salud.

            Los órganos del cuerpo, generan, procesan y reciben continuamente flujos de Qi, están sujetos y son sensibles al más mínimo cambio de fuerzas entre los ya mencionados Yin y Yang. Las funciones orgánicas, nuestras vísceras, están íntimamente relacionadas unas con otras, de tal modo que cuando una se desequilibra, de un modo u otro arrastra a otras hacia el desequilibrio, según una serie de leyes perfectamente conocidas y que no es caso mencionar aquí, ya que si se hiciese, esto se convertiría en un libro y no en un pequeño artículo divulgativo, que es lo que pretende ser.

            Nuestros órganos internos, no solo se encargan de nuestro equilibrio físico, una parte de su presupuesto energético, el más sutil, el más puro, controla, gestiona, es sensible a nuestras pautas de comportamiento, marcan nuestro carácter, nuestra personalidad. Nuestro psiquismo, en general es el resultado de una continua interacción de nuestra configuración energética con el medio. Ya dijo el famoso sabio español:

            “Yo soy yo y mis circunstancias”. El autor de estas líneas, haciendo gala de un inusitado valor, se va a atrever a corregir a Ortega y Gasset, añadiendo un pequeño matiz a su famosísima sentencia: “Yo soy yo y la forma de entender mis circunstancias” y esa es precisamente la clave, la misma realidad objetiva no es interpretada igual por diferentes observadores, y esas diferentes interpretaciones, lógicamente provocaran en cada uno de ellos diferentes reacciones y por tanto distintos movimientos de Qi en su fisiología. Un evento determinado, en un sujeto, puede provocarle cólera, en otro frustración; mientras que a un tercero le puede deprimir, y al cuarto sumirle en una profunda reflexión.

            En este momento e influenciado por una profunda interacción con mis circunstancias y las del medio al que va dirigido este artículo, he caído en la cuenta de que me he extendido demasiado.
            Baste esto por ahora. Quedáis emplazados para la continuación y resolución, donde ya si abordaremos la fisio energética del corazón y alguna que otra clave para intentar ser un poco más felices.

            A. Plaza
      Lcdo. en M.T.C
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3 comentarios:

  1. Últimamente hay médicos de cabecera que en lugar de mandarles a los pacientes tratamientos (algunos costosos)y que encima pueden dañarles algunos órganos del cuerpo, los envían a un médico de Medicina Tradicional China.
    Hay muchos casos de gente que mejora o se cura con esta medicina, totalmente inocua y muy eficaz.
    Vamos mejorando...

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  2. Me encanta este tema, espero ansiosa la continuación

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  3. Y a mí!

    Si no me equivoco,corregidme si es así,en otros países como Alemania hay muchos hospitales donde está totalmente aceptada y se practica esta medicina.

    Guadalupe

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